viernes, 10 de octubre de 2008

(Antonio Cabezas)Color a Tierra


Antonio Cabezas recuerda su aventura como periodista descalzo en Latinoamérica a través de las pinturas de artistas de los países en los que vivió

Los mojones que marcan la aventurera existencia de Antonio Cabezas Esteban, un leonés nacido en las vecinas tierras de Palencia que se define a sí mismo como periodista descalzo, son pinturas, son cuadros que ha ido reuniendo en sus periplos viajeros por el tercer mundo, especialmente por el continente iberoamericano.

Cabezas ha sido director de una emisora radiofónica en la República Dominicana. Ha dado cursos de comunicación en Ecuador, Guatemala, Perú y Costa Rica a sencillos periodistas que no pudieron asistir a ninguna universidad. Ha viajado por el cono sur americano contando sus aventuras a través de los programas internacionales de Radio Nederland… y todo ello lo recuerda a través de las pinturas que atesora. “Esta colección abarca un largo periodo de mi vida –explica- concretamente desde el año 1976 hasta la actualidad. El cuadro más antiguo que conservo lo adquirí en la República Dominicana, y es del pintor Guillo Pérez. Es el retrato de una líder campesina que murió por defender su tierra. A partir de ese momento comprobé como a través de la pintura podía ir recodando cada momento de mi existencia”.

La colección pictórica de Antonio Cabezas, que puede verse estos días en la sala de exposiciones de la Casa de las Carnicerías, es un compendio de los más variados estilos, pero con un único protagonista: el color de una tierra que vive un presente apasionante, un renacimiento que la acerca a los grandes momentos de esplendor de sus civilizaciones precolombinas. En ella destacan por su fuerza, por su brillantez cromática, por sus minuciosos detalles y su impagable ingenuidad, la serie de obras naïf realizadas por grandes artistas como Mayo Hassan, Carlos Marenco, Valladares, Salvador Simón o Luis Alvarado. “Creo que podríamos decir que son pinturas que hacen una interpretación folklórica de aquellos países, muchos pertenecen a ese estilo ingenuo, sencillo, que les acerca a una visión indígena de la vida. Aunque hay otros que no tienen dada de naïf, son pinturas de gran solidez, obras muy ligadas a los países de los que provienen y, especialmente, al momento histórico al que pertenecen. El noventa por ciento de estos cuadros se los compré directamente a los artistas, a sus creadores”.

Cabezas es en la actualidad consultor de la holandesa Radio Nederland en África, donde ha visitado la mayoría de sus naciones. Pero sus cuadros están a buen recaudo, “Los tengo en mi casa. Cuando la hicimos ya la levantamos pensando en tener muchas paredes para ir colocando los cuadros. Cada día recuerdo mis vivencias a través de ellos. Y cuando vienen mis amigos a visitarnos les doy la paliza contándoles la historia de cada uno, como lo conseguí, las peripecias que pasamos juntos hasta llegar aquí, lo que cuentan y, sobre todo, lo que emocionalmente significan para mí”.

El color de la tierra es una maravillosa colección pictórica que explica el latido de una tierra emergente y que habla de la sensibilidad de un hombre que se han entregado con pasión al mundo de la radio. “Los programas que hacíamos en aquellas emisoras rudimentarias tenían el sabor de la tierra, brotaban macizos de locutores nativos, con los pies recios apostados en su tierra. De ahí que la prensa diera en llamarnos periodistas descalzos. Y como recuerdo de aquellas emociones quedan estos cuadros que plasman la realidad de Latinoamérica con trazos firmes, coloristas, llenos de pasión y que reflejan tanto la vida endémica del quehacer campesino, como la eterna lucha por un pedazo de tierra”.


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