domingo, 4 de mayo de 2008

(Castilviejo)Paisajes para el recuerdo

La sala Lucio Muñoz de la Delegación de la Junta presenta la exposición del pintor zamorano Castilviejo.


Castilviejo, José María García Castilviejo (Zamora 1925-Valladolid, 2004) es uno de los clásicos de la pintura de Castilla y León. Lo más recordado de su obra es la larguísima serie de dibujos y grabados en la que retrató con singular acierto los paisajes y los hombres de esta Comunidad, aunque también como pintor su trabajo es muy relevante.

Al artista le dio tiempo a conocer las duras tierras de la meseta, las ancestrales parcelas cerealistas y los bravíos enclaves montañosos… pero sobre todo conoció a sus hombres, a esas familias labradoras tan duras como las piedras que jalonaban los caminos polvorientos.

Siguiendo los mismos cánones, interpretando los mismos rostros cuarteados por el sol, las mismas manos encallecidas con el roce de la hoz y el arado, la pintura de Castilviejo es muy semejante a la Vela Zanetti, aunque con una técnica mucho más depurada y un dibujo más preciso.

La exposición que estos días puede verse en la sala Lucio Muñoz, de la Delegación de la Junta, sorprende porque nada tiene que ver con la línea que Constelación Arte viene marcando durante los últimos años, desde que los gestores comunitarios decidieron que las exposiciones en sus salas de las capitales autonómicas, estuvieran dedicadas a los nuevos artistas, a los emergentes, que dirían las autoridades del Musac. En León perdimos entonces la línea de potenciación de los artistas leoneses que mantuvo con enorme acierto Luis Aznar, en colaboración con el ayuntamiento capitalino, pero ganamos una nueva perspectiva del arte contemporáneo en Castilla y León. Este regreso al clasicismo deja un poco fuera de órbita al espectador y, sobre todo, a la estupenda iniciativa cultural que con los más jóvenes se viene haciendo a través de visitas guiadas para los colegios de la ciudad.

De cualquier manera no hay duda de que los pueblos de barro, los palomares, los hórreos, las bodegas, las labores del campo y especialmente los labradores, tienen un tratamiento ejemplar en el trabajo del desaparecido artista. Sus grabados y dibujos son una auténtica delicia, a la vez que un precioso documento de un mundo rural que ya se ha perdido.

También podemos contemplar en la muestra el interés que el artista tenía por el mundo taurino, por el retrato y por ejercer con virtuosismo de dibujante en unos interesantísimos dibujos de sensuales desnudos.

“Son temas de mi pintura –decía el artista- los parajes amenos, los arroyos, los chopos, los campesinos abrasados por el sol de la siega, los barbechos y rastrojos, las espadañas de las viejas iglesias, los palomares arruinados…”.

No hay comentarios: