jueves, 22 de mayo de 2008

(Jaime de la Jara)Una filosofía en tres capítulos

Jaime de la Jara presenta en el Cubo Azul una exposición en la que explica su interpretación del mundo de la imagen



La manipulación de las imágenes es el fondo de la exposición Waiting Room, que Jaime de la Jara muestra estos días en el siempre “emergente” Cubo Azul. Un trabajo con tres vertientes complementarias, el vídeo, la instalación y la fotografía, que se unen en torno a una misma idea, hacer una crítica de la incidencia del mundo de las imágenes en la sociedad actual. “Trabajo –explica el artista- la fotografía el vídeo y las instalaciones fundamentalmente. Conceptualmente giro en torno al mundo de la imagen desde un punto de vista muy contemporáneo. Quiero ser crítico, aunque no de una manera muy radical, sino de un forma sutil. Intento abrir una serie de vías de pensamiento para general dudas sobre las imágenes con las que trabajamos y de las que estamos aprendiendo. Ellas son los soportes que nos transmiten la información y me interesa la veracidad de ese mundo”.

El primero de los tres capítulos de esta exposición está dedicado al vídeo. “A mí me gusta – dice- trabajar con el vídeo, pero no considerándolo como un soporte semejante al cinematográfico. Me gusta emplearlo como una forma más de investigación, con el lógico rigor, pero sin intentar hacer cine”. En el cubo Azul Jaime de la Jara, nos ofrece una sugerente interpretación visual de un paseo por el campo.

Lo más espectacular de esta muestra es una instalación dentro de la que únicamente se encuentran un espejo y un banco. “En la instalación he tratado de reproducir un espacio falso y ambiguo, que he reproducido para tener un conocimiento pleno de lo que hay en él. También intento saber que es lo que vemos en realidad, porque normalmente recibimos muchas imágenes pero no las analizamos. En el fondo es una especie de autocrítica, un espacio bello en el que hay que rascar para conocer su realidad”.

Y finalmente las representaciones fotográficas. “Las dos fotografías de la exposición que pertenecen a una serie muy amplia inmersa en un ambicioso proyecto fotográfico sobre espacios en los que no ocurre nada. Son lugares fríos en los que no existen los conflictos, y esa dejadez hace que esos motivos se desmoronen. Muestro esa búsqueda de que todo sea perfecto dentro de la sociedad en la que vivimos, pero que normalmente tienen también muchos elementos destructivos. Con estas imágenes hago una especie de metáfora sobre eso”.

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