miércoles, 10 de septiembre de 2008

( Aitor Saraiba)Toreros, legionarios y folklóricas


Aitor Saraiba presenta en el Cubo Azul sus Dibujos desde la casa de un árbol. C. Santos

El dibujante Aitor Saraiba, que estos días presenta en El Cuno Azul su exposición Dibujos desde la casa del árbol, es un artista con encanto que basa su obra en una cáustica ironía que se adorna con ingenuos dibujos casi infantiles. La obra de este joven artista se representa en un escenario peculiar, hasta cierto punto marginal, pero en el que logra mostrar al espectador las historias cotidianas de su tiempo, las vivencias que de alguna manera marcan su existencia.

Es el suyo un mundo de hombres en el que ocasionalmente tienen entrada fantásticas féminas adornadas con peinetas y mantillas, las típicas manolas, que no tienen inconveniente en ver adornados sus altos peinados con arborescentes cuernos. Y animales, simpáticos seres que acercan la temática de Sarabia a la naturaleza.

El dibujante, en contraste con sus mínimos dibujos, es persona de buen tamaño y torso adornado con espectaculares tatuajes. Es hombre de sonrisa fácil que también se contrapone al pesimismo que en muchos casos emana de sus dibujos. “Mucho pesimismo. Los dibujos son como una respuesta –dice- cuando estoy triste lo reflejo en el papel para que no se me olvide, o para encontrar respuestas. Mis viñetas son como preguntas con respuesta a un mal y conmigo mismo, con otra persona, con el amor, con la vida. Normalmente mis momentos de reflexión llegan en periodos de pesimismo”.

Toreros, legionarios y folklóricas se repiten una y otra vez. “Hay varias razones para que esto suceda –explica- pero la principal es que son los personajes inevitables en el folklore de este país y son con los que más me identifico. Intento deconstruirlos. Creo que yo tengo en mi mismo algo de todos ellos”.

Los otros protagonistas son los animales. “Desde pequeño –asegura el artista- yo siempre asociaba un animal con una persona por su forma de comportarse. Unas veces eran los animales los que se comportaban como las personas, y otras las personas las que lo hacían como los animales. Por eso la presencia de los toreros, donde se muestra la lucha de la bestia contra el hombre o del hombre contra el animal”.

Y buceando en los pequeños dibujos de Saraiba nos encontramos con multitud de cicatrices, sus personajes en muchos casos están literalmente cosidos. “Esa es mi forma de representar los errores. Todos estamos llenos de cicatrices, aunque casi siempre intentemos taparlas. Sobre todo las que nos han quedado en el alma hay que esconderlas para que no se note que somos vulnerables. Solo así podremos volver a levantarnos, volver a enamorarnos, volver a soñar… y procurar no caer de nuevo en los mismos errores”.

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