lunes, 16 de junio de 2008

(Christina Oiticica)Pintura mágica en la Casa de las Carnicerías

Christina Oiticica, esposa del mítico escritor brasileño Paulo Coelho, entierra sus obras en las orillas del Camino de Santiago para que reciban su misteriosa fuerza.


El viejo hospital de San Marcos es uno más de los capítulos del mágico Camino de Santiago. Sus piedras esconden los misterios y magias que los peregrinos han invocado en este lugar durante siglos. Quizá por eso es el lugar ideal para hablar con una pintora que desde hace algún tiempo entierra sus obras en las orillas de la senda santiaguista para que se impregnen de las fuerzas telúricas que la adornan.

Se llama Christina Oiticica y concita en su persona las tradiciones místicas de las lejanas selvas brasileñas y los secretos iniciáticos de Compostela. Christina, que actualmente vive en un molino de Saint Martin, en los Altos Pirineos del suroeste francés, explica que fue su esposo, el escritor brasileño Paulo Coelho “el que me puso en el Camino aunque, por otro lado, fue una elección natural que se ha convertido en algo fundamental para mí. Siento que el Camino de Santiago es sagrado, un rito muy importante en mi vida. Hace veinte años que lo recorrí por primera vez y desde entonces me he fundido con su historia, sus tradiciones y su magia”.

Las altas bóvedas del parador santiaguista ponen eco a las palabras de la artista. “Estoy convencida de que el Camino cambia la vida de las personas, ha cambiado totalmente la nuestra, la mía y la de mi marido”. Recordemos que Paulo Coelho ha vendido millones de ejemplares de dos libros fundamentales entre las referencias literarias de Compostela durante el siglo XX, El peregrino de Compostela (1987) y El Alquimista (1988), y que son bagaje imprescindible en las mochilas de miles y miles de peregrinos santiaguistas.

Christina Oiticica es pintora y como tal llega a León, concretamente a la recoleta galería de Caja España en la Casa de las Carnicerías. Su muestra, El Camino Peregrino, está formada por lienzos que, después de pintarlos, ella ha enterrado en las orillas del Camino, dejando que se impregnen de las corrientes mágicas que circulan por la milagrosa senda que marcan las estrellas. “Este proceso comienza cuando pinto mis obras en la misma naturaleza. Hay una primera acción, la impronta que los elementos naturales marcan en el transcurso del tiempo sobre la superficie del cuadro, pero la más importante es otra menos palpable, es la magia de la que se impregnan las telas, algo que no vemos... pero que es espectador siente. La naturaleza juega un papel fundamental en mi trabajo. Su interferencia en los cuadros es siempre sorprendente. Durante el ciclo de un año, en el que ella trabaja a la par que yo, entablo una fuerte relación con la tierra. Comparto con ella la pintura, dejando que la transforme como si fuera una semilla, la cual, al cabo de doce meses, me brindará un fruto”.

Los cuadros de esta serie han podido contemplarse en la muestra permanente que la artista tiene en Puente la Reina, pero el conjunto que presenta en la Casa de las Carnicerías, comienza aquí un periplo peregrino que le llevará a visitar las distintas ciudades que jalonan el Camino hasta llegar a Santiago de Compostela.

La obra de Christina Oiticica, también tiene influencias orientales que la artista expresa a través de quimonos. “Son prendas especiales para el Camino, que están asociadas a otro camino mágico de peregrinación que existe en las lejanas tierras de Japón. Estos quimonos son como un hermanamiento entre dos lugares mágicos situados en los extremos de oriente y occidente”.

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